Cualquier persona que se autodenomine
"normal" no entiende cómo es posible que un piloto de vuelo
perfectamente preparado y cualificado sea capaz de estrellar un avión con 150
pasajeros, con total determinación y sangre fría.
No hay que entenderlo, simplemente son
"cosas que pasan" y que pesan en una sociedad que cada vez más
demuestra que tiene problemas mucho más serios que una crisis económica.
Hablamos de una sociedad que se enfurece cuando un programa de televisión, llamémosle:
con muy poca trascendencia, se retrasa unos minutos para dar paso a la noticia
que anuncia la tragedia, es entonces cuando una red social estalla en
comentarios que dejan ver claramente la poca importancia que tiene para ellos
lo sucedido, así como "otros" que dedicaron también unas palabras que
vamos a calificar de muy desagradables para aquellos fallecidos nacidos en
Cataluña.
En realidad que Andreas Lubitz decidiera estallar
ese avión entra dentro de este contexto que acabamos de recordar en unas breves
reseñas. Nadie está a salvo de esto. Nadie está salvo de que un día tu cabeza
haga "clic" y acabes con todo. El problema es, vale perfecto, acaba
con todo, pero contigo mismo, no te lleves a nadie por delante, abre la ventana
y salta al vacío, pero no obligues a nadie a hacer lo mismo.
Pero es que Andreas, puede que sintiera un
tremendo desprecio por aquellos que sí eran felices y no entendía por qué ellos
lo habían conseguido y él no, a pesar de tenerlo todo en la vida, de haber
cumplido su sueño de ser piloto, de tener muchos amigos y de ser un chico
"majísimo" educado y totalmente normal.
Nunca lo sabremos, quizás no soportaba a su
jefe/a, sus compañeros le parecían todos unos indeseables, trepas y egoístas, a
lo mejor sentía un tremendo vacío en su interior cada vez que se levantaba y
veía a la persona que dormía a su lado, o porque se sentía solo, tenía muchos
amigos pero ninguno de ellos le aportaba nada, porque estaban en otra
"onda", sólo podían compartir recuerdos de tiempos pasados, le costaba
construir algo nuevo, el esfuerzo de prepararse para ser piloto no se veía
recompensado porque había descubierto que tampoco le gustaba demasiado y
prefería dedicarse a otra cosa, pero no sabía cómo tomar la decisión porque no
quería defraudar a sus padres, ellos que tanto querían que su hijo fuera
piloto, todo ello sumado a que cada vez que se miraba al espejo y se veía así
mismo le daban unas ganas tremendas de romperlo en mis pedazos, troceándose los
tendones pero al final nunca lo hacía. Hasta que en ese vuelo el piloto se
marchó al baño y entonces sí, algo en su mente se despertó, estaba en letargo,
vio la oportunidad y simplemente lo hizo.
Habrá quien haga la reflexión de que hay que
aprovechar la vida al máximo porque todos vamos en un avión y no sabemos si un
día ese avión se estrellará o no, por lo que debemos intentar no vivir con
miedo sino más bien todo lo contrario.
En realidad nadie piensa que esto le vaya a suceder a uno por lo que estos sucesos hacen que pensemos.
¿Si murieras hoy, sentirías que tu vida ha merecido la pena?
La noticia
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/03/26/actualidad/1427366978_979691.html
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/03/26/actualidad/1427366978_979691.html
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