jueves, 3 de septiembre de 2015

#Holaseptiembre

Parece que el verano se ha terminado para muchos, menos para todos aquellos que residimos en Alicante, aquí siempre permanece un mes o dos más de lo necesario. Sin embargo, es una realidad el que las vacaciones hayan terminado, una cruda realidad. Y para celebrarlo, blogs, magazines, mundo online y offline en general, se unen para hablar de temas tan recurrentes como: el trauma postvacacional, cómo sobrevivir a la rentreé, nuevos propósitos para el "comienzo de curso", cambios, la moda que viene, qué demonios ponerse cuando aún hace calor pero ya no es verano y además por la mañana y por la noche refresca pero por el día te abrasas. El momento de los mejores disfrazes llega ahora, eso es así.

Pero sin duda, de todo lo que he podido leer durante estos días, lo mejor ha sido un consejo. Invierte en esperanza.


Esperanza no es sólo un nombre de mujer, ni la tonalidad de un verde, también es aquello que nunca ha de perderse o al menos, si la pierdes, que sea siempre en último lugar, porque si no estás perdido. Esto hace que su significado adquiera un poder y valor especial. Pero qué hace que la esperanza sea tan importante. Pues es algo así como un pensamiento positivo, "el pensamiento alegre" que necesitaba Peter Pan para volar, eso que te hace soñar y pensar que lo mejor está por llegar, que esto se va a arreglar, que mañana seguro que saldrá el sol, porque ¡Tiene que salir! 

Entonces, ¿la esperanza es un pensamiento? o ¿es una sensación? ¿ambas? la verdad es que no importa, porque no se puede tocar, ni ver, además tiene algo que ver con la fé, está dentro de ti, te empuja y por eso te levantas cada mañana como un resorte esperando que "eso" que querías, finalmente lo consigas.  Por todo ello es necesario tenerla contigo, porque te da fuerza, tranquilidad y ganas de seguir luchando, por eso es tan poderosa, por eso hay que invertir en ella.

Porque es un valor en alza.