domingo, 12 de abril de 2020

Bombero sin llamas

Al borde de la jubilación con casi 60 años cumplidos y aquí estoy. Mis piernas ya no responden como antes, este trabajo tiene mucho que ver con el estado físico y aunque me mantengo en forma, los años pesan. Casi tanto como el equipo de protección. Poca gente sabe que pesa casi 25 kilos y mojado ya no quieras ni saberlo. Hoy estoy de conductor del camión, es el trabajo al que quedamos relegados los "viejos". Ahí va la cuadrilla de chavales, todo son músculos, la de horas que entrenan al día. Pero les entiendo, yo hacía lo mismo. En verdad les tengo un poco de envidia, pero qué le vamos a hacer, el tiempo pasa para todos. Lo que más me preocupa es quedarme inútil, toda la vida sacando a gente de coches estrellados en carreteras, apagando fuegos, derribando puertas...y el caso es que el 95% de las llamadas que recibimos son incendios provocados por gente inconsciente, accidentes que podían evitarse.Y la de contenedores que hemos tenido que apagar por culpa de cuatro tontos que se dedican a prenderles fuego, pues no ha habido noches que estaba durmiendo a pierna suelta y de pronto ha sonado la alarma. Corre, vístete, ponte el traje, las botas, el casco y llegas allí y te encuentras el sarao. Sin olvidar la de veces que nos llaman a nosotros porque la gente no sabe muy bien a quién llamar...hay un esquizofrénico que se ha encerrado en casa y no quiere salir, ¡llamad a los bomberos!, ¡se ha caído un poste de teléfono!, ¡llamad a los bomberos! ¡hay un accidente en la autovía!, ¡llamad a los bomberos!, ¡se ha inundado un garaje de una comunidad de vecinos!,¡llamad a los bomberos!

Sí, así es. En realidad lo que menos hacemos es apagar incendios. No obstante, lo de estos días, está siendo diferente. Ahora nos llaman para sacar cadáveres de ancianos muertos por culpa de ese virus. Gente mayor, muriéndose sola en su casa y que a causa del hedor, los vecinos llaman angustiados. O las residencias de la tercera edad, ahí caen como moscas. 

Pero no me quejo, ni quiero, ni puedo. Aunque si me dan a elegir, prefiero enfrentarme al fuego, este puede verse y olerse, además, uno sabe con qué apagarlo, pero esto, esto nadie sabe cómo acabar con ello. Y mientras nadie sepa, nosotros seguiremos como hasta ahora. Hasta que el cuerpo aguante y un poco más.


Llamada al fijo

Sonó el teléfono. Normalmente nadie me llama al fijo salvo vendedores de telefonía o gente que se ha equivocado. Esperaba que fuera la segunda opción, la primera me molesta notablemente, aunque claro, una nunca sabe que siempre hay llamadas que pueden ser infinitamente peores. Yo aún no lo sabía pero esta era una de ellas.

- ¿Diga?

- Buenas tardes señora...le llamo del hospital...lamento mucho tener que hacer esta llamada pero su madre acaba de fallecer.

- Pero, ¿qué esta diciendo?..si estaba mejor...parecía que había mejorado ¿cómo es posible?

- Sí, así era, pero este virus es así, impredecible, y actúa según el sistema inmunológico de cada persona, lo lamento muchísimo. Le comunico que en seguida le pasaré con uno de mis compañeros para explicarle cómo es el procedimiento actual con respecto a las personas fallecidas a causa de este nuevo virus.

- Necesito que me asegure que estuvo bien atendida, que no le faltó de nada, por favor, necesito que me diga que no sufrió, que ustedes la trataron bien ¡Maldita sea! por favor, ¡dígamelo!

- Señora, le prometo por mis hijos que su madre estuvo en muy buenas manos, es más, antes de entrar en la UCI me dijo que estaba asustada, yo le contesté que era normal, pero que no se preocupase que todo iba a salir bien, me dijo que su cumpleaños era en junio y que esperaba poder celebrarlo con toda su familia, yo le aseguré que así sería, que no dudara de ello. Quizás me excedí, pero sentí que al decirle estas palabras se calmó y entró mucho más tranquila e incluso bromeó diciendo que su hija la reñiría por ser negativa y que por una vez iba a pensar en positivo.

- Gracias, de verdad, gracias por contármelo.



sábado, 7 de marzo de 2020

Un día normal

En aquella sala había cinco personas. Cuatro eran directivos y luego "ella". Se trataba de una reunión de trabajo rutinaria, lo que se suele llamar de control o de seguimiento. Así que allí estaba, pongamos que se llama María, arreglada a conciencia, con zapatos de tacón, falda de tubo y blusa de poliéster. Su jefe, en alguna ocasión, le había dejado caer lo guapa que estaba cuando se arreglaba. Y no es que le hubiera preguntado, pero desde siempre aceptó con resignación que ciertos hombres de su alrededor hablaran sin pensar sobre su aspecto, trabajo, vida o lo que fuese. Por que claro, cómo se iba a molestar si se trataban de bromas o halagos, sin ninguna mala intención. Pero volviendo a la sala, llegó el momento de su intervención. El directivo 1, el más importante, se sentó con las piernas abiertas como si hubiera montado un purasangre durante horas. En un momento, temió que el botón de su camisa fuera a salir disparado hacia su ojo dejándola gravemente malherida, mientras tanto, con una mano y con la otra se retiraba el moquillo de la nariz. "La alergia" decía. María miró a los otros directivos, confirmando lo que esperaba, parece que la vestimenta no era una prioridad para ellos. Dejando a un lado cuestiones subjetivas, María comenzó a exponer el proyecto en el que había trabajado durante semanas. Siempre le daba la impresión que todo el esfuerzo invertido acababa "sabiendo a poco", su ímpetu se dirigía a vender bien su trabajo, de forma concienzuda elegía cada palabra, resaltando todo lo positivo, pero aún así, ella misma se veía como en un examen constante donde acababa aprobando con un cinco raspado. Las deliberaciones finales del directivo 1 terminaron por desarmarla. Resumiendo sus palabras, el proyecto no estaba mal, pero faltaba el criterio masculino. Le recomendó que se fijase en los hombres con los que trabajaba. Mientras hablaba, María le miró atentamente, tomó notas y le sonreía como mecanismo de defensa. Desde pequeña sabía qué tipo de comportamientos debía utilizar para no convertirse en una amenaza, la prudencia era uno de sus grandes dones, no incomodar ni molestar, estaba tan grabado a fuego que ni siquiera le suponía un esfuerzo. La perorata del directivo 1 introdujo términos tales: tías buenas, coches de marcas de lujo y grandes sumas de dinero, como los grandes intereses del género masculino, María quiso preguntar dónde estaba la cámara oculta, de pronto se trasladó a una cantina de barrio de los años 50 donde los cuatro directivos, fumaban puros, bebían cognac sin hielo y reían animosamente mientras ella se sentía tan fuera de lugar que solo deseaba que aquella reunión terminase. De pronto, experimentó un fuego que le subía por la garganta pero en lugar de llamas salieron palabras:

"Disculpa Sr directivo 1, pero no estoy en absoluto de acuerdo, no es bueno generalizar, además nosotros no trabajamos ese tono y sería un fracaso para el proyecto que utilizáramos una visión que, francamente está muy desfasada, y en contra de lo que las empresas promueven. Mi opinión es que tenemos que ser coherentes y estar a la altura de las circunstancias. 

María se detuvo, de forma escalonada las risas se fueron apagando y el rictus del directivo 1 se tornó serio.

El directivo 1 dijo a María: "No tienes ni idea de lo que estás diciendo", "Si supieras lo que haces este proyecto saldría adelante y sería un éxito", acto seguido miró al resto de directivos y les espetó: "Haced lo que queráis pero si no me hacéis caso veremos a ver qué pasa con el presupuesto del año que viene". "No quiero errores".

María se sintió ninguneada y tratada con condescendencia, tenía mucho calor en la cara y unas ganas de llorar que tuvo que controlar. Por suerte la reunión terminó. Salió disparada hacia el baño, se sentó en la taza y empezó a brotar toda la rabia que llevaba encima, igual que una niña pequeña cuando se cae del columpio y no sabe cómo ni porqué. Desconsolada y sola se marchó pensando en lo injusto y complicado que lo tenía para conseguir una carrera de éxito en aquella empresa. Y quizás en la mayoría. Se preguntó si la situación hubiese sido igual si en lugar de llamarse María fuera Mario.

Llegó a casa y le contó a su madre lo sucedido, a su novio, a sus amigas, a sus compañeras de trabajo, a todo el que pudo y quiso escucharla. Quizás María no sea la heroína que nos imaginamos, pero contar lo que le sucedió, la despertó, porque no lo dejó pasar como en anteriores ocasiones, porque no quiso restarle importancia ni darle normalidad. Porque ella sabe que cada pequeño paso cuenta para favorecer el cambio y si de ella depende lo dará.


martes, 19 de enero de 2016

Super girls don't cry


Las súper chicas o súper mujeres no lloran. No pueden, no deben. Cuando todo se desmorona ocasionando un tremendo estruendo, ellas tienen pocos segundos para ser conscientes de lo que ha pasado. Su reacción tiene que ser rápida, eficaz y además ha de aportar una solución válida.

La adrenalina no les permite sentir el daño del impacto, pero a los días, las secuelas aparecen, como un recuerdo que les dice: esto te marcará para siempre. Así que deciden guardar ese sentimiento en lo más profundo de su corazón,  así consiguen seguir hacia delante. Es como las máquinas, que permiten desactivar mecanismos superfluos para que los principales funcionen con normalidad. 

Y de esta forma, continúan respirando, siguen vivas. Sin embargo y aunque parezca sencillo, no todo permanece intacto. Sus extremidades parece como si flotaran porque no existe un tronco que las una, en medio está la nada. No hay dolor, está oculto, pero tampoco alegría, ni ganas, no hay nada. Puede que si las pinchas ni siquiera sangren. 

En verdad disimulan. No quieren que las veas llorar porque les toca ser las fuertes, pero por supuesto que lloran. A lágrima viva y con el ruido de fondo para despistar. Se quedan en sus coches, pensativas con la mirada perdida, preguntándose ¿realmente ha sucedido? y ¿cómo? Fuman para exhumar el cadáver que llevan dentro, beben para adormilar la tensión acumulada y cuando les preguntas ¿estás bien? ellas siempre te responden con una media sonrisa: "si, ya pasará..."

Se duermen con la idea repetitiva de que todo está ok, que nada puede ir mal, porque ellas son súper girls y simplemente vuelan.





jueves, 3 de diciembre de 2015

Un plan

El tiempo se me ha escapado de las manos a una velocidad que ni tan siquiera he podido percatarme de ello, la gente suele comentarlo:"ayer estábamos en la playa y hoy bien abrigados", sí y encima ahora Facebook también te recuerda el paso del tiempo: "Hace 3 años que "fulanito" y tú, sois amigos", "Hace 5 años que te hiciste esta foto", hace tanto tiempo de "todo" Facebook que ni te imaginas. 

A menudo, el tema tiempo, es un concepto que lleva a muchos a reflexionar: ¿Estaré malgastándolo con las personas adecuadas, en el trabajo pretendido, con el entorno apropiado? No, sí, no lo sé, quizás, no tengo tiempo para pensar en ello...Y cinco años más se te escapan del bolsillo como quien pierde una moneda de un céntimo, sin darle la menor importancia.

Pero ahí vuelve Facebook a la carga, y de nuevo te plantas un día, entre cambios de armario e emails sin respuesta y piensas ¿de verdad es esto lo que quiero para los próximos 5 años?

Hace otros tantos de años, en una de esas charlas universitarias, uno de los ponentes dijo dos cosas: la primera de ellas era que había que reducir de nuestra dieta el arroz, el azúcar y la patata, por lo visto engorda y la otra que debíamos tener un plan.

Un plan, tienes que poder proyectarte en un futuro no muy lejano e imaginar donde quieres estar, esta es la única forma de que alcances aquello que quieres. Parece sencillo, pero no lo es. En algún momento si lo fue, puesto que durante un tiempo yo tuve un plan y lo cumplí. Pero desde hace 5 años no tengo ninguno. Y eso me perturba casi tanto como que Facebook saque mi pasado a relucir. ¿Alguna vez te has quedado obnubilado mirando al vacío hasta que alguien te ha sacudido y te ha dicho: ¡Despierta! bien pues, si dura unos segundos no pasa nada pero si dura años está muy mal.

Sé que los planes no siempre se cumplen, las cosas más increíbles vienen así de repente. La vida te juega malas pasadas o te da gratas sorpresas, pero aun así, hay que tener ese "plan" y también un plan B, por lo que pueda pasar.

Sin embargo, todo dependerá de la constancia con la que te enfrentes a aquello que quieres, la mayoría llega a donde quiere, no porque valga más que el resto, sino más bien porque no tira la toalla jamás.

Se acerca un nuevo año y no puedo permitirme el lujo de dejar pasar ni uno más.







 


jueves, 3 de septiembre de 2015

#Holaseptiembre

Parece que el verano se ha terminado para muchos, menos para todos aquellos que residimos en Alicante, aquí siempre permanece un mes o dos más de lo necesario. Sin embargo, es una realidad el que las vacaciones hayan terminado, una cruda realidad. Y para celebrarlo, blogs, magazines, mundo online y offline en general, se unen para hablar de temas tan recurrentes como: el trauma postvacacional, cómo sobrevivir a la rentreé, nuevos propósitos para el "comienzo de curso", cambios, la moda que viene, qué demonios ponerse cuando aún hace calor pero ya no es verano y además por la mañana y por la noche refresca pero por el día te abrasas. El momento de los mejores disfrazes llega ahora, eso es así.

Pero sin duda, de todo lo que he podido leer durante estos días, lo mejor ha sido un consejo. Invierte en esperanza.


Esperanza no es sólo un nombre de mujer, ni la tonalidad de un verde, también es aquello que nunca ha de perderse o al menos, si la pierdes, que sea siempre en último lugar, porque si no estás perdido. Esto hace que su significado adquiera un poder y valor especial. Pero qué hace que la esperanza sea tan importante. Pues es algo así como un pensamiento positivo, "el pensamiento alegre" que necesitaba Peter Pan para volar, eso que te hace soñar y pensar que lo mejor está por llegar, que esto se va a arreglar, que mañana seguro que saldrá el sol, porque ¡Tiene que salir! 

Entonces, ¿la esperanza es un pensamiento? o ¿es una sensación? ¿ambas? la verdad es que no importa, porque no se puede tocar, ni ver, además tiene algo que ver con la fé, está dentro de ti, te empuja y por eso te levantas cada mañana como un resorte esperando que "eso" que querías, finalmente lo consigas.  Por todo ello es necesario tenerla contigo, porque te da fuerza, tranquilidad y ganas de seguir luchando, por eso es tan poderosa, por eso hay que invertir en ella.

Porque es un valor en alza.






viernes, 31 de julio de 2015

Ya no le llames "Birkin"

Hace dos días el mundo de la moda se descomponía con la noticia dada por la actriz y cantante británica Jane Birkin,  en la que a través de un comunicado, Jane había solicitado a la maison de lujo Hermès, que prescindiera de su nombre para el bolso más icónico de la firma, junto con el "Kelly". Grace, ya sabes que te tengo aprecio.

Querida Jane, creo que andas un poco desubicada ¿Por qué ahora? de verdad quieres que nos creamos que después de 31 años de bautismo, te has enterado ahora en 2015 de las prácticas horribles que supuestamente Hermès utiliza para hacer sus bolsos y más concretamente el de cocodrilo. Modelo que por cierto cuesta 33.000 euros.

Jane, querida, si yo te entiendo, a mi tampoco me parece bien que los pobres cocodrilos sufran por algo tan banal como un bolso, pero en serio, no cuela.

La firma de lujo Hermès siempre ha fabricado todos sus productos en piel, su historia comienza con Thierry Hermès trabajando en un almacén de fabricación de arneses y sillas de montar, de ahí que el imagotipo tenga esa referencia ecuestre.

La historia de este famoso bolso y su ahora tan "polémico nombre" tiene varias versiones, al menos he encontrado tres distintas, pero lo que siempre se repite es el lugar: un avión y sus dos protagonistas: Jane Birkin y el entonces presidente de la firma Jean-Louis Dumas. Al parecer la Birkin se quejaba de no encontrar el bolso idóneo para viajar y el Sr. Dumas decidió concederle su deseo de crear un bolso que cumpliera con las necesidades de la actriz y no sólo eso, si no que además le puso su nombre en 1984, año de la creación del famoso bolso.

Hablamos de un bolso como si tal cosa, pero la verdad es que un Birkin es un modelo único, no existen dos iguales, una unidad se tarda en fabricar una media de entre 18 y 24 horas. Los artesanos que los producen se forman para ello durante 5 años y si quieres uno, tienes que entrar en una lista de espera que puede alcanzar hasta los 2 años. Parece que para la maison de lujo con 165 años de historia, no basta con poder pagarlo, además tienes que esperar para disfrutar de tan valiosa posesión. Aunque lo cierto es que si esta lista existe, se ve que como siempre sucede, deben existir "enchufes" que hacen que personajes como Victoria Beckham tenga varios, no creo que la "posh spice" haya tenido que esperar dos años para tenerlo.


En fin, Jane, no sé cómo acabará esta historia, lo que si que es cierto es que aunque Hermès prescinda de tu nombre y lo rebautice, va a ser complicado que después de tanto tiempo el público olvide que el "Birkin" ya no se llama "Birkin", esto es igual que "el danone","los post-it" o el "Petit suisse", la marca ha absorbido al producto y esto ya no hay forma de sacarlo de nuestra mente. Te lo digo yo que soy publicista.



*Jane Birkin en plena juventud, cuando no le importaba que un bolso de lujo llevara su nombre.