Como casi todo el mundo hace por estas fechas,
llega el momento de plantearse los nuevos propósitos para el nuevo año. Siendo
una tradición, está claro que no hay que buscarle el sentido, se hace por
tradición y se incumple por tradición.
Dejando de lado los ya típicos "dejar de
fumar" o "ir al gimnasio" quizás habría que darle una vuelta de
tuerca y en lugar de plantearse hábitos para modificar, lo suyo seria escribir
o meditar sobre todo lo que nos ha pasado durante el año y lo que hemos
aprendido, para que en el nuevo año no volvamos a cometer los mismos errores.
Es probable que esto sea mucho más valido y útil que proponerse metas que no
vamos a cumplir.
Así que allá vamos:
El toro se coge por los cuernos. Nunca por la
cola.
Las palabras se las lleva el tiempo, TODO por
escrito y firmado por favor.
Desconfía de lo que aparentemente parece
perfecto.
No te fíes de nadie, ni siquiera de tu padre.
Cuanto más alta es la subida, más alta será la caída.
No siempre que te lo merezcas recibirás lo que te
mereces.
Pero si trabajas duro puede y sólo puede que un
día lo recibas.
Por ello no hay que perder la esperanza y seguir
al pie del cañón.
El pasado nunca volverá, jamás, nunca, métetelo
en la cabeza.
El futuro no lo conozco.
El presente es el que importa.
Cuidado con lo que aspiras puede no hacerse
realidad nunca.
Cuidado con lo que deseas porque puede hacerse
realidad.
Sea como sea, sé cómo tú eres, es muy cansado y frustrante
estar actuando todo el tiempo, además de ser casi imposible.
En boca cerrada no entran moscas.
Perdona, pero nunca olvides.
Y recuerda quien no conoce su historia está
condenado a repetirla.
¡Feliz año 2013 a todos!