martes, 20 de diciembre de 2011

#razonesparacreer

Hace ya muchos años que Coca-Cola no nos dice en sus anuncios que es una bebida refrescante, dulce, carbonatada,  la mejor bebida que existe en el mercado, la más bebida en el mundo entero. Tampoco nos invita a beberla directamente pero lo que sí hace es utilizar la palabra "felicidad”. 

Coca-cola se ha adueñado de la palabra "felicidad”. En una de sus múltiples campañas decían que Coca-Cola significa en chino mandarín "deliciosa felicidad". Esto no sé si es cierto porque no hablo chino mandarín ni tampoco tengo a ningún chino que hable mandarín por aquí cerca. 


 Siempre me ha llamado la atención cómo ciertas marcas no han dejado de hacer publicidad prácticamente nunca, aun ganando cientos de miles de millones de dólares. Es decir, al parecer aunque seas Coca-Cola no debes dejar de hacer publicidad y recordarles a tus consumidores que bebiendo su producto, no sólo, refrescarás tu garganta sino que además serás feliz.

Sé lo que pensaréis pero en realidad soy una absoluta fan de los anuncios de Coca-Cola. Me parecen brillantes todos. El del hijo que va a la entrevista por la madre y cuenta las referencias de ella, alegando que le convenció de que comiendo guisantes se le pondrían los ojos verdes. El del matrimonio a punto del divorcio y el hijo que los acaba uniendo "dice mamá" "dice papa", el de la niña que se ha enamorado, el de la Cola Light que pide un aplauso para los hombres que llevan flores por la calle, el del tipo musical "la oscuridad se cierne sobre mí"  el del entierro y el pez gigante que acaba comiéndose el ataúd del fallecido y suena Freddy Mercury de fondo, en fin podría seguir pero ya paro.

Es curioso, yo sólo bebo Coca-Cola con el whisky, sin embargo, no puedo dejar de alabar la maravillosa campaña estratégica de comunicación, es verdaderamente brillante. Llega incluso a similar una ONG, en lugar de una multinacional que gana una fortuna vendiendo sus productos, no deja de ser un negocio muy bien vendido.

El último también me encanta. Coca-Cola se suma a las redes sociales y crea el "hastag" #razonesparacreer en Twitter. Ayudándose del spot de la campaña publicitaria, que ya existía, pero que la han adaptado a España. Mencionan la ayuda de toda España a Lorca, un restaurante que da de comer gratis si estás en el paro, un abuelo que dona su riñón a su nieto, científicos españoles que están cerca de encontrar una vacuna contra el SIDA etc.
Tanto en Twitter como aquí http://www.cocacola.es/razonesparacreer la gente puede meterse y escribir razones por las que creer que un mundo  mejor es posible.


Sinceramente, no creo que lo que pretenda Coca-Cola con estas campañas sea vender más de lo que ya vende. Ni siquiera conseguir nuevos consumidores, lo que creo que pretende es mantener esa reputación que tantos años le ha costado crear y mantener. Coca-Cola es felicidad, es compartir, es amor, paz, alegría, compartir ratos agradables con familia y amigos, es entrañable. Coca-Cola quiere un mundo mejor y quiere que todos nos unamos a ella con su humilde causa, porque se preocupa por nosotros, porque nos comprende, conoce y apoya. 

No le voy a quitar la razón. Claro que un mundo mejor es posible, claro que hay razones para creerlo y en eso estamos. Todos y cada uno de nosotros deberíamos marcharnos de este mundo dejándolo  mejor de como lo encontramos, pero no porque lo diga una marca, porque así debe ser. Por supuesto que debemos dejar de ver sólo lo malo y mirar también lo bueno. Conviene no olvidar que no hay cielo sin infierno. Y que a veces viene bien no ver los telediarios porque siempre nos informan de desgracias y tragedias. Más que un telediario parecen "El Caso". No hay que darle la espalda a las tragedias pero sí, hay que intentar depurarnos de vez en cuando. 

Mis razones para creer que un mundo mejor es posible son estas, Coca-Cola apúntalas bien: mientras mi familia, amigos, amor y salud estén bien, no tendré ningún motivo para creer que puedo seguir ayudando con pequeños detalles a que este mundo sea mejor.

¡Feliz Navidad!

domingo, 11 de diciembre de 2011

En busca del valle encantado

Justo ahora que la Navidad se hace cada día más presente quise reencontrarme con el niño que todos (se supone) llevamos dentro. Iba caminando por la calle, intentando realizar alguna compra para alguna persona en especial e intentaba sentirme emocionada con la gente, con el color de las luces navideñas, con los adornos. Intenté como antaño, sentirme feliz por ningún motivo, como si un halo de magia me envolviese y de pronto mi corazón se paralizase, sintiéndome parte de un cuento maravilloso que yo misma creaba y vivía con pasión. Pero NADA, esta vez, nada de emoción.

Sin embargo, no quise darme por vencida. Limpiando estanterías y objetos que hacía mucho tiempo que no recaía en ellos, recuperé una cinta de vídeo VHS de dibujos animados llamada "En busca del Valle encantado".

No sé por qué extraño motivo quise volver a verla. Sin darme cuenta lo supe. Cuando era niña no recaía en el sentido que tenían aquellas películas, supongo que lo que me llamaba la atención de ellas eran sus colores, sus personajes, la música y su historia como un todo, sin estudiar los pequeños detalles. 

El mensaje que dicha película difunde es lo que todos queremos conseguir, llegar al valle encantado, al lugar maravillo que nos aportará estabilidad y felicidad. Pero para llegar a él, muchos quedan a mitad de camino, los obstáculos son innumerables, muchas veces te pierdes, sufres y sobre todo a lo largo de todo ese camino estás solo. Empiezas y lo acabas solo.



No sé qué pensareis pero lanzar ese mensaje tan crudo y real como la vida misma a niños de 5 o 6 años es  cuanto menos duro de asumir. Para colmo, la madre del principal personaje muere a los 5 minutos de cinta a manos de un Tiranosaurios Rex.



Pero ahí no quedó la cosa. Después de aquello me puse a repasar todas las películas de Disney: El Rey León. El segundo sucesor al trono y hermano del rey, mata a su propio hermano y le hace creer a su sobrino que ha sido él, el culpable de dicha muerte, para que huya del reino y jamás regrese. 

El Jorobado de Notre-Damme, no he visto a un personaje más cruel, desagradable, asesino y malvado que el juez Frodo. No mata al pobre bebé deforme por si en el futuro le puede servir a él de ayuda.

Blanca Nieves, la madrastra manda matarla porque es más bella que ella y como la primera vez no lo consigue, decide disfrazarse de vieja horrorosa y envenenarla.

Cenicienta, las hermanastras y la madrastra le hacen la vida imposible y encima la tienen de criada en ¡su propia casa! 

(En este blog hablan sobre el tema y comentan varias curiosidades)

Al menos todas ellas terminan con final feliz.

Los dibujos animados de ahora no tienen nada que ver con los de antes. Eso es más que evidente.